sin claridad de destino
con el alma contradicha
con los pies andando a paso estrecho.
Camino con preguntas
las respuestas no me hacen falta,
sólo quiero oír el olor de los sabores
los aspectos cotidianos
de un árbol bordeado de cemento.
Voy absorbiendo
pendientes que llegan a cimas
y descensos en escalones.
Las ventanas e intersticios
se revelan en las curvas estas calles
las texturas, el terciopelo
a veces irrumpen el conglomerado de la gente sin alma.
Ellos gritan, susurran
balbucean conocimiento vacío.
Porque sus poros
están sellados de adolescencia,
y las cadenas sujetan
sus pensamientos impropios,
alquilados en un burdel
donde la esperanza está perdida.
Y continúo,
desatando los cordones
buscando miradas que coincidan
con la coliflor de mi cabeza,
de nuestras cabezas vibratorias.
Las señales y espectros pronto volverán
a darnos el sentido
de los pálpitos enjutos
de un corazón anestesiado.
Y la luz
volverá a ser la verdad absoluta
de un rango diminuto a favor del universo.
Como estas Conyta, luego de leerte te imagino en España recorriendo Ciudades y reflexionando. Espero todo este saliendo bien por allá. Diego Moyis.
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